Watch the most recent sermon on 5.11.2025 Go Now!
We're so glad you're taking a next step to get connected! Login or create your Calvary account below.
Don’t have an account? Sign up ›
¡Jesús nos ha traído de la muerte a la vida! Debido a Su vida, muerte y resurrección, tenemos una línea directa con nuestro Creador y podemos caminar en libertad con Él. A pesar de que a veces pensamos que necesitamos buscar y agregar otras cosas a nuestras vidas para experimentar una vida plena, ¡una relación con Jesús lo cambia todo y nos da todo por lo que vivir! Esta nueva vida es el fundamento de lo que eres y de lo que llegarás a ser a través de Su presencia y cuidado. Tómate un tiempo para pensar en qué tipo de vida eres libre de vivir con Cristo. ¿Cómo quieres que sea esta vida?
“ El ayuno que he escogido, ¿no es más bien romper las cadenas de injusticia y desatar las correas del yugo, poner en libertad a los oprimidos y romper toda atadura?” —Isaías 58:6 (NVI)
La vida a la que somos invitados con Cristo requiere intencionalidad. Al comenzar este viaje de 21 días, pregúntate: “¿Por qué me está llamando el Señor a ayunar durante esta temporada? ¿Cómo podría traer Su esperanza y propósito a mi vida?”
¡Padre Celestial, te doy gracias por acercarte siempre a los que se acercan a Ti! Al comenzar este viaje de ayuno, te pido que trabajes en y a través de mi vida para lograr Tus propósitos. Oro por las áreas de mi vida que lo requieren, y oro para que me uses para traer luz a los que me rodean. Y por encima de todo, oro para que este viaje me acerque más a Ti, renueve mi corazón y me haga más como Tu Hijo, Jesús. Amén.
¡Padre Celestial, Tú eres mi Rey! ¡Te agradezco por acercarte siempre a nosotros a medida que nos acercamos a Ti! Al tomar un descanso de diferentes cosas para pasar más tiempo contigo, te pido que nos enseñes más sobre quién eres y qué dice Tu Palabra sobre nosotros. Hazme más como Jesús. Amén.
“Como bien saben, ustedes fueron rescatados de la vida absurda que heredaron de sus antepasados. El precio de su rescate no se pagó con cosas perecederas, como el oro o la plata, sino con la preciosa sangre de Cristo, . . . Por medio de él ustedes creen en Dios, que lo resucitó y glorificó, de modo que su fe y su esperanza están puestas en Dios”. —1 Pedro 1:18–21 (NVI)
Dios sabe todo acerca de nosotros, incluso las partes que desearíamos que nadie supiera. Eso hace que el evangelio sea maravilloso: Dios todavía nos ama y compró nuestra libertad a través de Jesús a pesar de nuestros pecados. A menudo, sin embargo, luchamos para recibir el amor y la redención de Dios. Hasta que no aprendamos a aceptarlo y caminar en él, no experimentaremos una vida plena de esperanza y propósito. Hoy, tómate un tiempo para reflexionar sobre Juan 15 y 1 Corintios 13. Al leer estas Escrituras, ¡recuérdate a ti mismo que Dios te habla estas palabras directamente a ti!
Padre, sé que Tu Palabra me dice que me amas y enviaste a Tu Hijo para que pueda tener vida eterna. Sé que soy redimido y aceptado en Tu familia como un hijo amado. Pero hoy, te pido que me ayudes a llevar esta verdad a mi corazón, aceptarla plenamente y permitir que me transforme y cambie la forma en que te veo a ti, a mí mismo y al mundo. Ayúdame a “comprender cuán ancho, largo, alto y profundo es el amor de Cristo, y a conocer este amor que sobrepasa todo conocimiento”. Amén.
Padre, sé que Tu Palabra me dice que me amas y enviaste a Tu Hijo para que pueda tener vida eterna. Sé que soy aceptado en Tu familia como un hijo amado. Pero hoy, te pido que me ayudes a llevar esta verdad a mi corazón y a cambiar la forma en que te veo a ti, a mí mismo y al mundo. ¡Gracias por salvarnos y vencer a la muerte por nosotros! Ahora podemos vivir con esperanza. Amén.
“Por lo tanto, si alguno está en Cristo, es una nueva creación. ¡Lo viejo ha pasado, ha llegado ya lo nuevo!”. —2 Corintios 5:17 (NVI)
La expresión “en Cristo” o “en Él” aparece 180 veces en el Nuevo Testamento y describe la nueva identidad que Dios nos ha dado. Cristo te ha hecho y te ha dado todo esto por Su sangre. Haz clic en el enlace para buscar la lista completa de cada pasaje de “En Cristo”, léelos y permite que estas palabras comiencen a lavar y borrar las etiquetas y las identidades falsas que llevas. Tómate un tiempo para reflexionar sobre cómo estas verdades pueden cambiar tu forma de pensar, actuar y vivir.
Padre, hoy te doy gracias por lo que eres y por lo que has hecho. Te doy gracias por Tu Hijo que me abrió el camino para conocerte plenamente. Te doy gracias por el Espíritu que vive en mí y revela Tu verdad y voluntad. Te agradezco por darme una nueva identidad para abrazar. Te doy gracias porque a través de Tu Palabra, puedo recordar diariamente esta identidad que se me ha dado en Cristo. Amén.
Padre, hoy te doy gracias por lo que eres y por lo que has hecho. ¡Te doy gracias por el sacrificio de Jesús, que nos permitió convertirnos en nuevas criaturas! Estamos muy agradecidos por habernos dado una nueva identidad como Tus hijos. Oro para que a través de Tu Palabra, podamos recordar diariamente esta identidad en Cristo. Amén.
“ Jesús respondió: Escrito está: “No solo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios”. — Mateo 4:4 (NVI)
Lo maravilloso de la vida que vivimos en Cristo es que depende de Su Palabra. Cuando Jesús dice esto, está en el desierto enfrentando a Satanás, quien se está aprovechando de la debilidad física de Jesús. Ha estado ayunando durante cuarenta días y, en lugar de ceder a la tentación, nos muestra cómo combatir las intrigas de Satanás con la verdad. Jesús también demuestra que, si bien nuestra hambre de alimento físico es válida, nuestra hambre más profunda solo puede satisfacerse espiritualmente. ¡Es en Cristo que somos sostenidos! Jesús nos llama a invertir en la eternidad y a poner las necesidades terrenales en el lugar que les corresponde. ¿Qué puedes hacer para invertir en tu vida espiritual?
Padre, qué regalo maravilloso es Tu Palabra. También me has dado el don de Tu Espíritu, como una guía para entender lo que Tu Palabra dice y significa. Infunde en lo profundo de mi alma hambre y sed de lo que necesito espiritualmente. Haz que me desespere por escuchar Tu voz apacible y delicada mientras soy guiado de acuerdo con Tu Palabra. Elimina cualquier distracción o área de debilidad que obstaculice mi compromiso contigo. Amén
Padre, qué regalo es Tu Palabra. Gracias por no dejarnos solos sin nada que aprender más sobre Ti. Gracias también por darnos Tu Espíritu Santo, que nos ayuda a entender Tu Palabra mientras la leemos. Te pido que me ayudes a apartar cualquier distracción que me impida ir a Tu Palabra. Amén.
“ y por medio de Él reconciliar todas las cosas consigo, habiendo hecho la paz por medio de la sangre de Su cruz, por medio de Él, repito, ya sean las que están en la tierra o las que están en los cielos”. —Colosenses 1:20 (NBLA)
La muerte, sepultura y resurrección de Jesús nos permiten reconciliarnos con Dios y experimentar una relación con Él. A pesar de que vivimos en un mundo en el que enfrentamos dificultades, podemos experimentar paz gracias a Jesús. ¿Cuál es el lugar donde te sientes en paz? Visita este lugar (ya sea la playa, un parque, las montañas o tu casa), reflexiona o escribe las áreas de tu vida que necesitan paz hoy y recuerda el regalo de paz de Jesús.
¡Jesús, gracias por bajar a la tierra para traernos la paz! ¡Gracias por Tu sacrificio! Hay cosas en mi vida que se sienten estresantes y caóticas. Hoy, ayúdame a recordar Tu paz y a experimentarla de una manera nueva a pesar de lo que esté sucediendo a mi alrededor. Amén.
¡Jesús, gracias por bajar a la tierra para traernos la paz! ¡Gracias por Tu sacrificio! A veces, la vida se siente estresante y ocupada. Hoy, ayúdame a recordar Tu paz y a caminar en ella. Quiero mantener mi corazón enfocado en Ti para compartir esta paz con las personas que me rodean. Amén.
“ Vengan a mí todos ustedes que están cansados y agobiados; yo les daré descanso. Carguen con mi yugo y aprendan de mí, pues yo soy apacible y humilde de corazón, y encontrarán descanso para sus almas. Porque mi yugo es suave y mi carga es liviana”. —Mateo 11:28–30 (NVI)
¿Hay cosas en tu vida que sientes como una carga que llevar? Tal vez sean cosas duras, dolorosas o pesadas. O tal vez las cosas en las que estás pensando son cosas buenas, como la escuela, el trabajo y la familia, pero aun así son pesadas de llevar. A menudo, olvidamos que no tenemos que llevar solos estas cargas.
Tómate un momento para hacer una lista de las cosas que se han vuelto pesadas de llevar en tu vida. Identifica cualquier mentira que el enemigo te susurre con respecto a esa parte de tu vida y luego renuncia en oración a cada carga, ansiedad y mentira y reemplázalas por el descanso de Dios. Ora Mateo 11:28–30 sobre ti mismo y elige activamente recibir la paz y el corazón amable de Dios.
Padre, te pido que en los días venideros, obres en mi corazón para disipar y eliminar cualquier mentira del enemigo a la que me haya aferrado y me haga confiar en mi propia fuerza en lugar de la tuya. A medida que me ayudas a conocerte a ti y a tu identidad más plenamente, te pido que pueda comenzar a vivir con más confianza y plenitud cada día mientras descanso intencionalmente en Ti. De igual manera, te pido que por Tu Espíritu, me ayudes a caminar en la vida nueva y redimida para la que Cristo me liberó. Te pido que abrace Tu descanso hoy. Amén.
Padre, sé que no debo hacer la vida por mi cuenta. Eres más fuerte que yo, y quiero usar Tu fuerza para levantarme. Hoy te entrego todas mis preocupaciones y cosas que no puedo controlar. Gracias por tomarlos y darme descanso. Te pido que refresques mi corazón con Tu descanso. Amén.
“¿Qué diremos frente a esto? Si Dios está de nuestra parte, ¿quién puede estar en contra nuestra? El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no habrá de darnos generosamente, junto con él, todas las cosas? ¿Quién acusará a los que Dios ha escogido? Dios es el que justifica. ¿Quién condenará? Cristo Jesús es el que murió e incluso resucitó y está a la derecha de Dios e intercede por nosotros. ¿Quién nos apartará del amor de Cristo? ¿La tribulación o la angustia, la persecución, el hambre, la desnudez, el peligro o la espada? Así está escrito: «Por tu causa siempre nos llevan a la muerte; ¡nos tratan como a ovejas para el matadero!» Sin embargo, en todo esto somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. Pues estoy convencido de que ni la muerte ni la vida, ni los ángeles ni los demonios, ni lo presente ni lo por venir, ni los poderes, ni lo alto ni lo profundo, ni cosa alguna en toda la creación podrá apartarnos del amor que Dios nos ha manifestado en Cristo Jesús nuestro Señor”. —Romanos 8:31–39 (NVI)
¿Hay cosas en tu vida que despiertan una sensación de inseguridad? Tómate un tiempo para considerar y hacer una lista de las cosas que te vienen a la mente cuando piensas en ti mismo, en tus circunstancias o en tu entorno que desencadenan sentimientos de “no tener lo que se necesita”. Asegúrate de dejar algo de espacio entre cada cosa que enumeres.
Cuando hayas terminado, vuelve a leer Romanos 8:31–39 y reflexiona sobre lo que Dios ha prometido darte. Luego, regresa a cada una de las inseguridades que enumeraste y escribe la promesa de Dios que la reemplaza y la supera. Esto te ayudará a ver que eres suficiente en Cristo, y que nada puede quitarte eso.
Padre, confieso que hay muchas cosas sobre mí y este mundo que sacan a relucir inseguridades en mí. Por el poder de Tu Espíritu, rompe esta tendencia en mí. Muéstrame cuándo estoy a punto de ir por este camino y redirige mis pensamientos hacia Tu Palabra y Tu verdad. Llévame al lugar de aceptar, descansar y celebrar la seguridad que es mía basada en Tu amor por mí. Amén.
Padre, a veces pienso que mis pecados o problemas son demasiado para Ti. ¡Gracias por recordarme que Tú eres más poderoso que todo! Jesús hizo un puente para que yo siempre me conectara contigo; nada puede alejarme de Tu amor. Me arrepiento de todos mis errores y pecados. Gracias por perdonarme y amarme tan poderosamente. Ayúdame a caminar en Tu amor hoy. Amén.
Una nueva vida en Cristo también viene con un nuevo sentido de propósito. Vivimos para adorar a Dios conociéndolo y amándolo cada día más mientras lo damos a conocer y amamos a nuestro prójimo. Sin embargo, esta vida no promete ser fácil. Cualquiera que sea la temporada en la que te encuentres, tómate esta semana para ayunar y orar sobre los hábitos que deseas desarrollar en tu vida y que te mantendrán alineado con el propósito que Dios tiene para ti.
“ Por tanto, también nosotros que estamos rodeados de una nube tan grande de testigos, despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia y corramos con perseverancia la carrera que tenemos por delante. Fijemos la mirada en Jesús, el iniciador y perfeccionador de nuestra fe, quien por el gozo que le esperaba, soportó la cruz, menospreciando la vergüenza que ella significaba, y ahora está sentado a la derecha del trono de Dios. Así, pues, consideren a aquel que perseveró frente a tanta oposición por parte de los pecadores, para que no se cansen ni pierdan el ánimo”. —Hebreos 12:1–3 (NVI)
¿Ha sido esta semana más desafiante de lo que esperabas? ¿Estás notando una tentación más fuerte de pecar o te sientes más atacado y agobiado de lo habitual? Esto es normal; es Satanás tratando de evitar que camines en el propósito que Dios te ha dado, ¡de manera similar a como tentó a Jesús! Mientras que el propósito de Jesús era reconciliarnos con Dios a través de Su vida, muerte y resurrección, nuestro propósito en Jesús es amarlo a Él y a los demás. No te desanimes, ¡no estás solo!
Al comenzar la segunda semana de ayuno, invita a otros a emprender este viaje contigo. Como nos dicen 1 Juan 1 y Santiago 5, confiesa estas luchas a un cristiano de confianza y pídele que ore contigo para que puedas experimentar Su gozo y compartir Su gloria.
Padre, sé que Tu Hijo fue tentado en todo y no pecó. Entiendo que Él soportó la vergüenza y el dolor de la cruz por mí. A la luz de todo esto, Señor, te pido Tu protección, consuelo, paz y fortaleza mientras camino a través de la segunda semana de este ayuno. Ayúdame a luchar contra los ataques del enemigo y rodéame de gente con la que pueda correr esta carrera. Amén.
Padre, sé que Jesús es el ejemplo perfecto de lo que significa vivir para Ti. Sé que no soy perfecto, pero hoy te entrego mi pecado y mis luchas. ¡Te busco Jesús, porque viviste y moriste por mí! Ayúdame a vivir con Tu mismo gozo y resistencia. Rodéame de Tu pueblo para que podamos correr esta carrera juntos y ayudarnos unos a otros también. Amén.
“ Por lo tanto, ya no hay ninguna condenación para los que están en Cristo Jesús.” —Romanos 8:1 (NVI)
Romanos 8:1 ha sido llamado por muchos el versículo más hermoso de la Biblia debido a lo que declara para el creyente: ¡No tenemos que vivir en vergüenza! La vergüenza nos llevará al aislamiento y nos convencerá de que el perdón y la gracia de Dios no pueden ser reales. ¡Esta Escritura nos dice lo contrario! 1 Juan nos recuerda que el Padre derramó Su gran amor sobre nosotros a través de Cristo. Hoy, reflexiona sobre las cosas por las que sientes culpa y vergüenza; las áreas de condenación que llevas. ¡Tráelas a Jesús! Ora y pídele al Señor que te ayude a caminar en la libertad que Él ya ha asegurado para ti.
Jesús, no se necesita mucho para que yo recuerde todos mis pecados y luchas. Pero hoy, te traigo toda mi culpa y vergüenza, toda mi preocupación y duda, y cada pensamiento acusatorio. Los pongo a Tus pies, sabiendo que Tu bondad conduce al arrepentimiento. Ayúdame a caminar en rendición y a vivir a la luz de esta Escritura. ¡Ayúdame también a invitar a otros a que compartan mis luchas para que nos podamos sostener mutuamente y dirigirnos unos a otros hacia Ti! Sé que a través de Ti, estoy libre de vergüenza, y te pido que me ayudes a caminar en esa libertad con confianza y alegría. Amén.
Jesús, gracias por recordarme que eres amable y paciente. A pesar de que siempre me equivoco, Tú sigues conmigo. Por favor, ayúdame a venir a Ti todos los días en busca de fuerza, gracia y amor. Ayúdame a compartir estas buenas nuevas con otras personas también. Amén.
“ Por lo tanto, hermanos, tomando en cuenta la misericordia de Dios, ruego que cada uno de ustedes, en adoración espiritual, ofrezca su cuerpo como sacrificio vivo, santo y agradable a Dios.” —Romanos 12:1 (NVI)
¡Tu nueva vida en Cristo tiene que ver con la adoración! Debido a la gran misericordia y amor de Dios demostrados a través de la muerte de Jesús en la cruz, ahora tenemos todo por lo que vivir, porque podemos vivir para Él y en Él.
Sin embargo, esta nueva vida y este nuevo propósito implican un cambio que puede resultar duro e incómodo. Nuestros deseos se alinean con los de Dios a medida que seguimos adorándolo y siguiéndolo, por lo que Pablo se refiere a él como un sacrificio. Nuestra adoración verdadera y apropiada es vivir para Cristo, así que le entregamos todo ídolo y permitimos que nuestra fe nos guíe en todo momento.
Hoy, pregúntate: “¿Estoy adorando a Dios de esta manera? ¿En qué áreas no he cedido el control, y a qué podría estar adorando en su lugar?” Luego, da el paso de fe para decir en oración: “Jesús, te entrego estas áreas. ¡Haz Tu obra!”
¡Padre fiel, gracias por Tu misericordia! Gracias por derramarla sobre nosotros a pesar de que no la merecemos. Ayúdame a fijar mis ojos en Jesús y a cultivar el hábito de recordar Su obra en mi vida. Mi vida te pertenece a Ti, mi Creador y mi Rey. Ayúdame a examinar dónde he puesto a alguien o algo en mi vida por encima de Ti. Muéstrame a qué me he estado aferrando con tanta fuerza que me ha impedido adorarte verdaderamente. ¡Hoy me entrego a Ti! Úsame y moldéame como quieras, Jesús. Te amo. Amén.
¡Padre fiel, gracias por Tu misericordia! ¡Te mereces toda nuestra alabanza! Ayúdanos a recordar que podemos adorarte obedeciéndote, pasando tiempo contigo y compartiendo tu amor con los demás. Ayúdanos a adorarte hoy de esta manera. Te amamos, Jesús. Amén.
“Puesto que nosotros estamos recibiendo un reino inconmovible, seamos agradecidos. Inspirados por esta gratitud, adoremos a Dios como a él le agrada, con temor reverente” – Hebreos 12:28 (NVI)
Seamos honestos… Vivimos en un mundo que a menudo puede parecer muy inestable. Navega a través de tus redes sociales o enciende las noticias y es probable que descubras que la mayoría de las personas que te rodean caminan sobre un terreno inestable, lleno de ansiedad e incertidumbre. Pero no tenemos que vivir de esa manera, tenemos todo por lo que vivir. Vivir en el reino de Dios significa que no importa lo que esté sucediendo a nuestro alrededor, podemos vivir con confianza y convicción porque Jesús nos ha dado todo lo que necesitamos para mantenernos fuertes, firmes e inquebrantables. Hoy, pregúntate: “¿Cómo estoy viviendo a la luz de esta verdad? ¿En qué área de mi vida debo ser más agradecido y cómo puedo adorar mejor a Dios con reverencia y asombro?” Tómate un tiempo para reflexionar sobre el Salmo 100, un salmo de acción de gracias, y luego escribe tu propio salmo personal de acción de gracias al Señor.
¡Padre, Te alabo hoy! Gracias por ser tan maravilloso, poderoso y amable. ¡La lista sigue y sigue! Ayúdame a mirarte más a menudo para que mi fe y amor por Ti nunca dejen de crecer. Ayúdame a recordar Tu reino inquebrantable cuando las cosas no salen como pensé que lo harían. Cuando empiece a mirar las cosas de este mundo o mis circunstancias, no permitas que pierda de vista lo que realmente es importante. Amén.
¡Padre, Te alabo hoy! Gracias por ser tan maravilloso, poderoso y amable. ¡La lista sigue y sigue! Ayúdame a recordar Tu grandeza y Tu amor cuando las cosas no salen como pensé que lo harían. ¡Eres bueno! Amén.
“ Para libertad fue que Cristo nos hizo libres. Por tanto, permanezcan firmes, y no se sometan otra vez al yugo de esclavitud”. —Gálatas 5:1 (NBLA)
Cristo ha ganado nuestra libertad! Podemos vivir esta vida sabiendo que Él es victorioso, y estamos invitados a compartir su victoria.
¿Hay alguna área de tu vida en la que te sientas agobiado por pensamientos pecaminosos, tentaciones o luchas? Hoy, al procurar caminar más firmemente en el poder del Evangelio y en la libertad de Cristo, presenta esta área al Señor en confesión y oración. ¿Cómo sería caminar en Su victoria en esta área? Recuerda que para caminar en victoria y libertad debes seguir avanzando con Cristo y la comunidad con la que Él te ha rodeado.
Señor Jesús, nuestro Salvador y Rey, te doy gracias por la vida que viviste, la muerte que moriste por mí y la victoria que obtuviste a través de tu resurrección. Te agradezco por llamarme, salvarme y restaurarme. Hoy, Señor, te pido que me ayudes a plantar mis pies firmemente en la libertad que ganaste y a mantener mis ojos fijos en Ti. Amén.
¡Señor Jesús, Tú eres nuestro Salvador y Rey! Nos aseguraste la libertad del pecado y nos diste vida, perdón, esperanza y paz. Te doy gracias por la vida que viviste, la muerte que moriste y la victoria que obtuviste a través de tu resurrección para todos. Hoy, Señor, te pido que me ayudes a plantar mis pies firmemente contigo. Quiero vivir en Tu victoria. Amén.
“ Así que, mis queridos hermanos, como han obedecido siempre —no solo en mi presencia, sino mucho más ahora en mi ausencia—, lleven a cabo su salvación con temor y temblor, pues Dios es quien produce en ustedes tanto el querer como el hacer para que se cumpla su buena voluntad.”—Filipenses 2:12–13 (NVI)
Ser devoto significa estar comprometido y dedicado a alguien o algo. No hay vida más grande que podamos esperar y nada más valioso por lo que podamos vivir que vivir una vida dedicada a Jesús. ¿Qué significa esto? Implica priorizar intencionalmente nuestra relación con Él. ¿Cómo se refleja esto en tu agenda actual? Piensa y ora sobre las formas en que puedes acercarte más a Jesús hoy.
Padre, sé que eres Tú quien obra en mí para lograr Tus buenos propósitos. También entiendo que eres Tú quien me cambia para ser más como Tu Hijo, Jesús. Señor, te pido que pueda tener una pasión diaria renovada por conocerte, incluso después de que termine este viaje de ayuno. Te pido que por Tu Espíritu, priorice mi relación contigo y haga de vivir en Tu presencia la devoción de mi vida. Amén.
¡Padre, gracias por salvarme! Sé que porque me has salvado, me llamas a ser obediente. Mi vida tiene una nueva identidad y un nuevo propósito para vivir como Tu hijo y llegar a ser más como Tú cada día. ¡Todo lo que necesito hacer es dedicarme a una relación contigo! Ayúdame a caminar en obediencia hoy. Amén.
“ Por lo tanto, pónganse toda la armadura de Dios, para que cuando llegue el día malo puedan resistir hasta el fin con firmeza.”—Efesios 6:13 (NVI)
¿Te das cuenta de que se está librando una batalla, aunque no puedas verla? Es probable que lo hayas sentido más intensamente durante las últimas dos semanas de tu ayuno. Es una batalla espiritual, y tu enemigo quiere distraerte, desanimarte y, en última instancia, destruirte. Afortunadamente, no estás solo en esta guerra. Jesús te ha dado todo lo que necesitas para mantenerte firme: toda la armadura de Dios.
Hoy, regresa y lee Efesios 6:13-17. A medida que leas sobre cada elemento de la armadura, ponte de pie y “vístete” con cada pieza de la armadura. Recuerda hoy que, sea lo que sea que enfrentes, ¡estás completamente equipado para resistirlo y vivir victoriosamente a través de Jesús!
Padre, gracias por Tu armadura completa. Tú me has equipado con todo lo que necesito para mantenerme firme, vivir libre y traer gloria y honor a Tu Nombre. Gracias por protegerme y luchar por mí en todo. Señor, te pido que me ayudes a recordar esta verdad mientras enfrento cualquier desafío que se me presente. Amén.
Padre, gracias por Tu armadura completa. Tú nos das todo lo que necesitamos para mantenernos firmes, para vivir libres y para adorarte. Gracias por protegerme y luchar por mí en todo. Te pido, amado Señor, que me ayudes a recordar esta verdad mientras enfrento cualquier desafío que se me presente. Amén.
Porque Cristo nos da libertad, ¡tenemos todo para vivir aquí y ahora! Nuestras mentes pueden estar puestas en el cielo y al mismo tiempo reconocer que Jesús hizo descender el reino de los cielos y lo hizo accesible a todos nosotros a través de la fe en Él. Aunque somos imperfectos y el mundo todavía está oscuro, Jesús trae abundante vida y luz a la oscuridad. Esta última semana, pídele a Dios que te ayude a caminar en Su plenitud de vida, llevando Su esperanza a todos los que te rodean.
“ El ladrón no viene más que a robar, matar y destruir; yo he venido para que tengan vida y la tengan en abundancia”. – Juan 10:10 (NVI)
¿Alguna vez has notado que en los Evangelios, Jesús se llama a sí mismo de varias maneras tales como el Hijo del Hombre, el pan de vida y la vid, solo por nombrar algunas?
Aquí, en Juan 10, Él nos da dos títulos más para Sí mismo: el Buen Pastor y la Puerta por la cual Sus ovejas son salvadas y disfrutan de pastos verdes. ¡Y si Él es el Pastor eso nos hace Sus ovejas!
¡Como Sus ovejas, dice que Él vino a darnos una vida plena y abundante! Y una de las formas más significativas en que Él logra esto es al permitirnos experimentar vivir en comunidad con otros en la familia de Dios.
Hoy, tómate un tiempo para reflexionar sobre cómo Dios ha traído plenitud a tu vida. ¡Escribe algunas de esas cosas o personas que hacen que tu vida sea plena y alaba a Dios por ellas!
¡Padre, gracias por venir a darnos una vida plena! Esto no significa una vida sin dolor ni dificultades, pero sí significa una vida que vale la pena, que es profundamente satisfactoria, esperanzadora y eternamente segura. Te alabo porque parte de esta plenitud implica vivir en comunidad con otros cristianos. Gracias por todos Tus otros seguidores, mis hermanos y hermanas en Cristo, cada uno de los cuales tiene diferentes circunstancias que navegar. Te pido que los fortalezcas, los consueles y los equipes para que sigan sirviéndote y amándote, incluyéndome a mí mismo. Amén.
¡Padre, gracias por venir a darnos una vida plena! Eso no significa una vida sin dolor, sino una vida de alegría y esperanza eterna. Te pido que nos fortalezcas a nosotros y a los cristianos de todo el mundo para que permanezcamos arraigados en Ti. ¡Oro para que vivamos llenos de Tu gozo, Tu consuelo y Tu amor, incluso cuando el mundo quiera robarnoslos! Amén.
“ El Señor está cerca de los quebrantados de corazón, y salva a los de espíritu abatido”.—Salmo 34:18 (NVI)
Nuestro Dios es un Dios de esperanza, para hoy y para el futuro. Lo interesante de la esperanza es que esta palabra se usa mucho hoy en día. “Espero obtener una A”. “Espero que mi equipo gane”. “¡Espero que haga buen tiempo!” Es casi como una ilusión. Esa no es la palabra bíblica. La palabra bíblica para esperanza es como un ancla para nuestras almas. Es una certeza; una expectativa alegre y segura.
Esto es lo que Dios nos ha dado en Cristo: una expectativa segura de que en Él tenemos todo por lo que vivir y todo lo que necesitamos para vivir. Y si Él ha hecho eso por nosotros, ¿por qué no puede hacerlo por otros?
Dios nos ha dado esperanza para que podamos compartirla con las personas que nos rodean, ¡y ellos también puedan recibirla y llenarse de ella! ¿Hay alguien en tu vida a quien puedas animar? ¿Alguien que necesita la esperanza de Jesús? Tómate el tiempo para orar por ellos y considera la posibilidad de hablar con ellos hoy.
Señor, oro por aquellos que todavía están en esclavitud de la manera en que yo lo estuve. Gracias por Tu perdón y por crear un camino para que yo encontrara la libertad en Ti. Te pido que allanes ese camino para que otros en mi vida puedan conocerte. Por favor, ayúdame a compartir mi historia con aquellos a los que quieres llevar restauración y esperanza. Amén.
Señor, te pido por aquellos que están heridos o lejos de Ti. Ayúdame a estar ahí para ellos y amarlos. Ayúdalos a darse cuenta de que estás ahí, más cerca de ellos de lo que jamás podrían imaginar. Ayúdame a compartir Tu esperanza con otras personas compartiendo cómo estuviste ahí para mí en tiempos difíciles. Te amo Jesús. Amén.
“ Y busquen el bienestar de la ciudad adonde los he desterrado, y rueguen al Señor por ella; porque en su bienestar tendrán bienestar”. —Jeremías 29:7 (NBLA)
¿Sabías que vives en tu vecindario porque el Señor te ha enviado a vivir allí? No estás allí por accidente; ¡Estás allí con cita previa!
Tu hogar no es simplemente un lugar para dormir y retirarte del mundo, es el lugar que Dios quiere usar para iniciar un movimiento de renovación en tu comunidad, para llevar la esperanza, la paz y la libertad del evangelio a aquellos que lo necesitan.
La Biblia nos dice que Dios no desea que nadie perezca, sino que por el contrario que todos se arrepientan y lo reciban, y eso incluye a tus vecinos. Él quiere ver tu vecindario renovado y quiere que te unas a Él en esa misión viviendo generosamente y caminando humildemente. Una excelente manera de comenzar este trabajo es encontrar maneras de servir y amar a tus vecinos.
Así que hoy, ¿cómo puedes bendecir a la persona que vive a tu lado? ¿Cómo puedes orar por ellos? Salgamos hoy en el nombre de Jesús y encontremos una manera de servir a nuestro prójimo.
Señor, te pido por mi ciudad. Hay innumerables personas que están lejos de Ti, personas que no han oído hablar de Tu misericordia y gracia. Pienso en mis propios vecinos, en las mismas personas que me has enviado a vivir cerca y ministrar. Por favor, trae avivamiento y renovación a sus hogares y, por Tu gracia, úsame para guiarlos a Ti. Amén.
Señor, te pido por mi barrio. ¡Hay mucha gente que no conozco y que tal vez no te conozca! Te pido que me des valor para amarlos y hablar con ellos. Te pido que también me ayudes a compartir Tu amor con mis vecinos en la escuela, especialmente con aquellos con los que creo que es difícil hablar. Amén.
“ Aprendan a hacer el bien, Busquen la justicia, Reprendan al opresor, Defiendan al huérfano, Aboguen por la viuda”.—Isaías 1:17 (NVI)
¿No es asombroso cómo Dios nos ha conectado a cada uno de nosotros de manera diferente? Él nos hizo a propósito y con un propósito. Si bien compartimos similitudes de muchas maneras, Él también nos ha hecho individuos con nuestros propios talentos, dones y pasiones que reflejan la imagen, el corazón y el carácter del Señor de maneras únicas.
Para algunos de nosotros, es el deseo de ayudar a los huérfanos, a los ancianos, a los refugiados, a los pobres, a los niños vulnerables y a los oprimidos y en situaciones de riesgo. Para otros, es una pasión por la justicia, el discipulado, las familias o el evangelismo.
¿Hay un grupo de personas por las que te duele el corazón y deseas que conozcan el amor de Jesús? Pregúntale al Señor hoy cómo quiere usarte para tomar su causa y luchar por ellos, para hacer lo correcto por ellos en Su nombre.
Señor, te doy gracias por Tu misericordia y Tu corazón por la justicia. Gracias porque, a través de Cristo, soy justo y puedo buscar justicia, defender a los oprimidos y abogar por los vulnerables. Te pido que enciendas un fuego dentro de mí para buscar justicia para los que me rodean. Por favor, muéstrame dónde puedo servirte y cómo puedo ayudar a aquellos que amas usando los dones que me has dado. Amén.
Señor, te doy gracias por Tu misericordia y Tu corazón por la justicia. Quiero buscar justicia y defender a los vulnerables. Te pido que me ayudes a recordar que servir no es solo para adultos. Todos podemos servirte a ti y a las personas que nos rodean siendo amables, dando nuestro tiempo y dinero para ayudar y orar por ellos. Ayúdame a hacer esto cada vez que tenga la oportunidad. Amén.
“Pero yo digo: Amen a sus enemigos y oren por quienes los persiguen, para que sean hijos de su Padre que está en los cielos. Él hace que salga el sol sobre malos y buenos, y que llueva sobre justos e injustos. Si ustedes aman solamente a quienes los aman, ¿qué recompensa recibirán? ¿Acaso no hacen eso hasta los recaudadores de impuestos? Y si saludan a sus hermanos solamente, ¿qué de más hacen ustedes? ¿Acaso no hacen esto hasta los gentiles?” —Mateo 5:44–47 (NVI)
Durante su ministerio, Jesús compartió muchas verdades que son honestamente lo opuesto a lo que el mundo nos enseña. Una de las verdades más difíciles es Su mandamiento de amar y orar por nuestros enemigos.
Hoy, ora para que el Señor bendiga y abra los ojos de las personas que de otro modo podrías considerar “enemigos” o “rivales”, aquellos que te lastiman o que considerarías difíciles. Pídele que te ayude a amar y ver incluso a aquellos con los que no estás de acuerdo de la misma manera que Él lo hace.
Padre, estoy siguiendo Tu ejemplo y mandamiento orando por mis enemigos hoy. Te pido que satures mi vida con el poder del Espíritu Santo para liberar cualquier falta de perdón, cinismo, sospecha, pensamientos de venganza o emociones de odio hacia ellos. Dame la sabiduría para bendecirlos, amarlos y servirlos. Y Padre, te pido que les reveles a Tu Hijo. Oro por su salvación y redención. Oro para que los sanes y los liberes de cualquier quebrantamiento que los haya llevado a este punto. Trabaja en ellos, Señor. Amén.
Padre, hoy estoy siguiendo Tu ejemplo y mandamiento orando por mis enemigos. Te pido que les muestres quién eres y me ayudes a amarlos y bendecirlos. Te pido que los rescates como me rescataste a mí. Te pido que los sanes de cualquier quebrantamiento que hayan experimentado. Ayúdame a ser amable y valiente con la forma en que cambio la forma en que actúo hacia ellos. Amén.
“Les hablo así, hermanos, porque ustedes han sido llamados a ser libres; pero no se valgan de esa libertad para dar rienda suelta a sus pasiones. Más bien sírvanse unos a otros con amor. En efecto, toda la Ley se resume en un solo mandamiento: «Ama a tu prójimo como a ti mismo». —Gálatas 5:13–14 (NVI)
Piensa en tu rutina diaria. ¿Cuánto tiempo dedicas a pensar y satisfacer tus propias necesidades? Ahora reflexiona sobre el mandamiento de Jesús: “ama a tu prójimo como a ti mismo”.
¿Qué cambiaría tu día si amaras a los que te rodean tanto como a ti mismo? Hoy, encuentra una manera de servir a alguien, ya sea que lo conozcas o no, ya sea que parezca incómodo o inconveniente. Haz algo que los bendiga genuinamente y dedica tiempo a orar por ellos.
Jesús, gracias por amarme y hacerme libre. Ayúdame a ver cómo me pongo a mí mismo antes que a los demás y cómo puedo amar a los que me rodean de la misma manera que Tú me amas. Te invito a que abras mis ojos y ablandes mi corazón hacia las personas que necesitan conocerte. Ayúdame a ser valiente y a actuar rápidamente en las oportunidades de ser generoso para que puedan verte en mí. Amén.
Jesús, gracias por ser nuestro maravilloso Salvador! Nos has liberado del poder del pecado y de la muerte. La oscuridad no puede resistir el poder de Tu luz, así que te pido que me ayudes a caminar en la luz. ¡Ayúdame a servir y amar a las personas que me rodean porque Tú me has liberado! Ayúdame a compartir estas buenas nuevas con los demás para que ellos también puedan caminar en libertad. Quiero ser una luz para Ti, Señor. Amén.
Todo esto proviene de Dios, quien por medio de Cristo nos reconcilió consigo mismo y nos dio el ministerio de la reconciliación. Esto es, que en Cristo, Dios estaba reconciliando al mundo consigo mismo, no tomándole en cuenta sus pecados y encargándonos a nosotros el mensaje de la reconciliación. Así que somos embajadores de Cristo, como si Dios los exhortara a ustedes por medio de nosotros: «En nombre de Cristo les rogamos que se reconcilien con Dios».—2 Corintios 5:18–20 (NVI)
Como hemos visto a lo largo de los últimos 21 días, Jesús nos ha dado una nueva vida de esperanza y propósito. ¡Ha cambiado todo para nosotros! También nos ha dado el privilegio de ser llamados Sus embajadores ante el mundo.
Piensa en esto. . . eres el representante oficial de Jesús en tu hogar, vecindario, escuela, lugar de trabajo, círculo cercano de influencia y ante todas las personas con las que te encuentras. El Señor confía en que puedes hacer el trabajo porque Él está contigo y obra en y a través de ti por el poder del Espíritu Santo.
Hoy, al concluir tu ayuno, ora para que Dios te abra las puertas para ser un ministro de reconciliación para aquellos que aún no lo conocen.
Padre, gracias por llamarme a ser Tu embajador en un mundo perdido y moribundo. Sé que he sido liberado para ser un ministro de reconciliación llamando a las personas al arrepentimiento y la salvación. Reconozco que esta es una gran responsabilidad, pero descanso en Tus promesas de que siempre estás conmigo y me equipas con todo lo que necesito para hacer Tu voluntad. Hoy descanso en estas promesas y te pido que produzcas en mí todo lo bueno que te agrade por medio del poder de Jesucristo. Amén.
Padre, gracias por llamarme a ser Tu embajador en este mundo. Sé que he sido liberado para compartir esta noticia de Tu perdón y salvación con más personas. Te pido que me ayudes a ser valiente para vivir una vida de adoración a Ti. Amén.