Dia 9: Ilumina la Familia: Los Padres que Dios escogió para Su Hijo

“Aquí tienes a la sierva del Señor —contestó María—. Que él haga conmigo como me has dicho. Con esto, el ángel la dejó.”– Lucas 1:38 (NVI)

Cuando José se despertó, hizo lo que el ángel del Señor le había mandado y recibió a María por esposa. Pero no tuvo relaciones conyugales con ella hasta que dio a luz a su hijo, a quien le puso por nombre Jesús. – Mateo 1:24-25 (NVI)

Dios valora la familia. A lo largo de toda la Escritura, vemos que estamos diseñados para vivir en comunidad unos con otros. Nuestras familias son una maravillosa forma de comunidad dada por Dios, y al observar Lucas 1:26-38 y Mateo 1:18-25, evaluemos cómo Dios usa el matrimonio, la crianza de los hijos y la familia para cultivar ciertos atributos bíblicos dentro de cada uno de nosotros.

Dios podría haber escrito la historia de Jesús de cualquier manera que hubiera deseado. Podría haberlo presentado al mundo como un rey muy favorecido, un oficial militar o alguien de mucha riqueza e importancia. Todos ellos enfatizan el significado temporal y los estándares terrenales de mérito. En cambio, Dios escogió intencionalmente traer a Jesús al mundo como un infante y nacer en una unidad familiar.

Dios reunió a María y José como esposo y esposa, para ser los padres de Jesús, creando una familia para que Él naciera. Las familias y las relaciones nos llaman la atención y nos revelan varios atributos del carácter de Dios. El matrimonio nos señala la relación entre Cristo y la Iglesia. La paternidad revela el corazón de Dios hacia sus propios hijos. Por último, la familia enfatiza la pertenencia y la seguridad que cada individuo desea y busca. Dios usa todo esto como herramientas para la santificación y como una búsqueda profunda de la santidad. ¡Él nos refina a través de las alegrías y desafíos que traen el matrimonio, la crianza y la familia!

Veamos primero cómo se ilumina el corazón de Dios a través del matrimonio. Él nos ha modelado y nos ha llamado a la abnegación, sacrificio, humildad, honor y misericordia, y a poner nuestros propios deseos por encima del bien de otros, como lo hizo por la Iglesia. María y José experimentaron esto inmediatamente como pareja. José tuvo que caminar en misericordia y honrar a María incluso en un momento de vergüenza y confusión. Cuando la cultura y la inclinación natural lo llevaban a divorciarse, él escogió confiar en el Señor y permanecer fiel a ella y a lo que el Señor le estaba llamando a hacer.

De la misma manera, la crianza de los hijos demuestra el cuidado amoroso, la paciencia, el desinterés, el perdón, la gracia, y la consistencia de nuestro Padre celestial. Él es rápido en perdonarnos cuando le desobedecemos, y Él nos da Su Palabra para tranquilizarnos incluso cuando dudamos. Podemos ver que Dios se encuentra con José y María cuando estaban llenos de dudas, enviando un ángel para hablar con ellos en Su nombre. Como padres, Él nos llama a participar intencionalmente en la vida de nuestros hijos, tal como Él está en nuestras vidas. Él siempre está presente y es rápido para consolarnos, pero también muestra este equilibrio hermoso de corrección suave y también fuerte cuando es necesario.

Finalmente, la familia destaca la seguridad, la apertura, el respeto, la pertenencia y el apoyo que nuestro Señor ofrece tan amablemente. Si estamos buscando estas cosas principalmente en la gente, siempre nos encontraremos decepcionados e insatisfechos. Pero cuando encontramos nuestra identidad, seguridad y pertenencia en Cristo, nos estamos alineando con el diseño de Dios de la familia y la comunidad. Este es un regalo que da vida.

María y José estaban entrando en una época solitaria debido a su obediencia a Dios. Apenas se sentirían como si pertenecieran debido a las suposiciones y especulaciones que rodeaban lo que Dios estaba haciendo en sus vidas, pero encontraron seguridad en saber que Dios estaba cerca y que él estaba haciendo una obra mucho más grande que ellos dos.

El matrimonio, la crianza de los hijos y la familia nos ayudan a crecer en nuestra dependencia al Señor a medida que estamos siendo formados y moldeados, refinados y transformados. Sin él, no podríamos obtener los atributos que son necesarios para relaciones saludables y fuertes en nuestros matrimonios, como padres y en nuestras familias. El nacimiento de Jesús nos señala la importancia de estas relaciones y cómo cada una de ellas ilumina los atributos de Dios nuestro Padre.

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La línea del rey

Para los padres terrenales de Jesús, Dios escogió a dos personas que eran descendientes del rey David. ¿Por qué? Porque así Él sería un verdadero heredero del trono de David.

Verán, en 2 Samuel 7:12–13 (NVI, énfasis añadido) Dios le dice a David, “Cuando tu vida llegue a su fin y vayas a descansar entre tus antepasados, yo pondré en el trono a uno de tus propios descendientes, y afirmaré su reino. Será él quien construya una casa en mi honor, y yo afirmaré su trono real para siempre.”

Ese reino es el reino celestial. Si crees en Jesús, la Biblia nos dice que Jesús nos ha dado “el derecho a ser hijos de Dios” (Juan 1:12 NTV), lo que nos hace “ciudadanos del cielo, donde vive el Señor Jesucristo. Y esperamos con mucho anhelo que Él regrese como nuestro Salvador” (Filipenses 3:20 NTV).

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